Hay caminos que parecen escritos desde antes de nacer. La tinta que recorre las venas de Adriana Romero tiene las huellas de un legado poderoso: el de un padre, Bernardo Romero Pereiro, cuyas palabras dieron vida a historias inolvidables, y el de una madre, Judy Henríquez, cuya presencia escénica ha marcado la historia de la televisión colombiana. Sin embargo, Adriana no comenzó entre los telones; lo hizo entre leyes y códigos.
El derecho fue su elección inicial y con la que intentó enfrentar un mundo convulso. Pero la vida, con su ironía y fuerza, la exilió para protegerla a ella y a su familia de las amenazas que, por ese entonces, eran el pan de cada día en Colombia. En Italia, lejos del hogar, pero más cerca de sí misma, encontró en la actuación un lenguaje nuevo que, a diferencia de las leyes, le permitió expresar la verdad desde la vulnerabilidad.
Desde hace 27 años, Adriana ha recorrido escenarios y sets de grabación con una entrega que trasciende los personajes. Es maestra de artes escénicas y hoy en día emprendedora de varios proyectos alrededor del arte. Ha trabajado en novelas y obras de teatro, dejando en cada interpretación fragmentos de su alma y pinceladas de su historia.
Hace unos años, Adriana solo relacionaba el liderazgo con una enorme responsabilidad. Fue Carolina Cuervo, también actriz y líder Origen, quien la conectó con nuestro Programa Integral de Liderazgo (PIL), una experiencia que reescribió su concepto sobre liderazgo y reafirmó su creencia de que el camino siempre empieza con uno mismo para luego sí impactar desde lo colectivo.