Antes de Origen, mi mundo era el sector privado. Durante 17 años, tuve la fortuna de trabajar y ayudar a crecer una empresa familiar; en ese tiempo viví de cerca los retos y desafíos de hacer empresa en Colombia. Igualmente, evidencié la inmensa capacidad de impacto del sector privado y la posibilidad que tienen las empresas para crear, transformar y aportar.
Luego, le dimos vida a Origen, y mi experiencia en estos 12 años trabajando con organizaciones grandes, medianas y pequeñas, me ha ratificado el papel protagónico que juega el sector productivo en el desarrollo de nuestros países. Muchas empresas en Latinoamérica han entendido muy bien su rol y están trascendiendo su impacto directo para aportar a retos estratégicos como la educación, el medio ambiente y la sostenibilidad.
Sin embargo, y aunque parezca poco lógico, creo que para quienes nuestro mundo han sido las empresas, a veces es fácil ignorar el rol que juega el sector público y la política en el desarrollo y en la construcción de futuro. Por lo menos, ese fue mi caso. Durante mucho tiempo poco me interesó la política, me generaba rechazo y muchos juicios negativos, y ante el sector público sentía tal vez apatía, lo veía lejano y ajeno a mí.
Hace casi 4 años tuve la fortuna de conocer de cerca a dos ediles jóvenes, miembros de la comunidad Origen, quienes me mostraron un mundo desconocido. La experiencia de escucharlos y acompañarlos en su rol, ser testigo de su pasión, su genuino amor por el país y su deseo por aportar pero, al mismo tiempo, de la inmensa soledad e impotencia que sentían ante la magnitud de los retos que enfrentaban en el día a día, me evidenció mi propia ignorancia, me retó muchas de mis creencias y me dio el impulso que necesitaba para decidir ser parte del cambio.
Actualmente, en Origen estamos comprometidos con aportar a la transformación del liderazgo público y estamos convencidos de que si queremos avanzar como sociedad y cerrar las inmensas brechas, todos debemos asumir la responsabilidad de formar a los líderes que asumen día a día el inmenso desafío de aportarle al país desde las instituciones públicas y la política. Los complejos momentos que vivimos en Colombia y en la región nos demuestran que llegó el momento de reconocer que solo podemos avanzar si trabajamos articuladamente el sector público, el sector privado y la sociedad civil; que no podemos seguir viendo el mundo desde “mis propias gafas”; y que debemos dar espacio a retar las creencias sobre los “otros” y a reconstruir la confianza para hacer viable un liderazgo colectivo.
Quejarnos de los políticos y hablar de la crisis de liderazgo que vivimos se ha convertido en tema de todos los días; sin embargo, aún son pocos los esfuerzos y las iniciativas encaminadas a abordar el problema. En Origen estamos seguros de que llegó el momento de aceptar que “lo público es de todos”, así suene redundante; y en este contexto, es responsabilidad de todos reposicionar la labor pública; construir puentes que conecten a las empresas con el sector público y las comunidades; impulsar liderazgos positivos; promover la participación ciudadana y facilitar espacios de colaboración.
Origen, en alianza con la Fundación Corona, y con el apoyo de 7 organizaciones con presencia en el Occidente de la Sabana, llevamos casi tres años desarrollando un programa piloto que responde a estos desafíos, y que hasta la fecha nos ha demostrado el inmenso poder del liderazgo colectivo basado en la confianza. Hoy tenemos el reto de expandir este modelo en Bogotá y la región metropolitana y en otras regiones del país, para lo cual necesitamos del apoyo de empresas que quieran unirse a esta iniciativa y de aliados institucionales que nos ayuden a seguir fortaleciendo el modelo.
Ya lo he dicho en otros escenarios, pero quiero insistir en esta invitación: si queremos construir, y por qué no, reconstruir juntos el país, necesitamos unirnos, sacar lo mejor de cada uno, permitirnos conectar con otros y soñar que es posible cambiar la realidad a través del liderazgo colectivo.